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Con tantos palos que te dio la vida
y aún sigues dándole a la vida sueños.
Eres un loco que jamás se cansa
de abrir ventanas y sembrar luceros.
Con tantos palos que te dio la noche
tanta crueldad y frío y tanto miedo
eres un loco de mirada triste
que sólo sabe amar con todo el pecho.
Construir papalotes y poemas
y otras patrañas que se lleva el viento.
Eres un loco de mirada triste
que siente cómo nace un mundo nuevo.
Con tantos palos que te dio la vida
y aún no te cansas de decir: te quiero.
Recuerdo que el libro de Fayad Jamís donde viene este poema se llama "Árbol Adentro". Un libro del color de la tierra (hasta parecía reciclado o de los cartoneros de ahora). Lo encontré en la biblioteca de mi infancia y lo guardaba con un recelo inexplicable para mí ahora. Cuando ya no supe dónde quedó aquel poemario (seguramente se lo regalé a mi amigo Gustavo Enrique Orozco) algunos poemas, en especial éste, quedaron imborrables, no sé si por convicción u otra cosa. Sólo atino a pensar que a los 15 años intuía que este poema tenía que decirlo en la hora más longeva, como un fruto de esperanza, preservado para momentos difíciles.
Saludos de Arturo Alvar
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