lunes, 25 de abril de 2011

Lo necesario

Lo he dicho antes, para mí no hay nada más poético que ver en un ring callejero a dos poetas dándose en su madre. Aunque digan que las peleas entre los poetas te dejan sin alma, creo que sobre el ring lo que se disputa no sólo es con la poética del contrincante, sino con uno mismo.

Eso es lo que se quiere documentar por parte del colectivo El punto, que pretende trabajar junto con los organizadores del Torneo de Poesía “Adversario en el Cuadrilátero” en la edición (independiente) de este año. Veremos qué pasa más adelante.

En estos tiempos de ignominia, la voz se hace necesaria. Vamos invitando a los contrincantes futuros del Torneo de Poesía a que comiencen a entrenarse, en voz alta, confrontándose así mismos
y ante la realidad imperante. El ring como la zona de reconocimiento del conflicto, ahora cuando este país se ha vuelto una “dimensión desconocida”, como retrata a México de hoy el periodista Sergio González Rodríguez en su libro “Huesos en el desierto”.

Frente a la diversas opiniones, creo que la declaración del abandono de la poesía por parte de Javier Sicilia, a raíz del asesinato de su hijo, no debe ser reducido a la idea de que un poeta se ha vuelto activista, sino más una cuestión de dignidad, que cabe señalar que es un valor cristiano que profesa el poeta, lo que lo engarza con una tradición canónica. No debe verse tanto desde una óptica política como de voz moral, que desde luego Javier representa en estos momentos para muchos mexicanos y que tiene consecuencias en el ámbito social. Pienso que Javier Sicilia no ha abandonado la voz en cuanto a la dignidad de denunciar los crímenes cometidos, pidiendo por una movilización nacional para detener esta barbarie, pero en el ámbito de la creación, ha decidido el recogimiento personal, en el dolor de un hombre que ahora es el de muchos.

Porque como dice León Felipe, más que la felicidad, el dolor nos hace más cercanos, nos humaniza, nos hermana con el otro. El poeta ahora pide por una caminata de silencio, nos convoca para que el día de llegada al corazón de la ciudad de México, del silencio puedan salir propuestas más sabias. Al respecto, la propuesta que hace Eusebio Ruvalcaba de publicar una antología de poesía en solidaridad con Javier Sicilia, tiene ese carácter de hermandad que no importando grupo o coto literario, invita para que los poetas publiquen un poema donde “se pueda respirar…acaso el amor”, lo que es por demás loable.

Hablando acerca de las creencias y de la creación poética, desde que la modernidad sentó a su proyecto llamado “progreso” en las rodillas y lo encontró amargo y lo injurió, sin duda hay una secularización de la poesía, sin embargo la tradición de la poesía mexicana da cuenta de una continuidad respecto al tema de dios, tanto de forma como de fondo. Desde la óptica canónica, no puedo evitar entender esta “declaración de abandono” de la poesía por parte de Sicilia en este sentido, se develan otras posturas como el antiteísmo de Enrique González Rojos Arthur, incluso dentro del mismo catolicismo como deja constancia la obra y la actitud revolucionaria del poeta nicaragüense Ernesto Cardenal o la confrontación con Dios que vivió constantemente la poeta sinaloense Norma Bazúa (1928-2011).

La poesía se hace necesaria cuando parece más inútil, porque aunque nada le alivie a este hombre llamado Javier Sicilia el dolor por la pérdida de su hijo, ahora tiene la dignidad de los que claman por justicia, como se ha señalado en el Semanario Deportivo de Poesía, de los que buscan poetizar la vida y socializar la poesía, porque la poesía se hace imprescindible para la perduración de la voz y la memoria de todos nuestros caídos, hijas e hijos (que nunca regresaron a casa), lo que no tiene nombre como le ocurrió al maestro Sicilia.

Si las autoridades no han respondido ante la demanda de frenar los crímenes cometidos a diario (como efectivamente ocurre) en este país (el nuestro, México), entonces es legítimo exigir cada día más su renuncia, incluso como parte del pacto nacional, para que se vaya sin más derramamiento absurdo de sangre. Tenemos derecho a esta clara petición de que el presidente dimita y resulta por demás urgente ante esta “emergencia nacional”. Vamos a hacerlo efectivo, al menos como pauta de protesta, como ocurriría en verdaderos regímenes democráticos.

Esta columna épica recomienda además conseguir dos poemarios: “Aprender la muerte” de Norma Bazúa y “Los rumores de la guadaña” de Enrique González Rojo, son dos libros trascendentes de la poesía mexicana actual, logrados por este par de octogenarios que han estado dispuesto a alzar la voz y dedicar toda una vida a la poesía, en su lectura se confrontarán poéticas en el tema de dios como parte del canon literario.

Norma Bazúa fue también jurado del Torneo de Poesía Adversario en el Cuadrilátero en 2008, donde en noviembre, durante el Tercer Encuentro Nacional de Artistas Jóvenes Independientes, participé durante una contienda en cuartos de final. Ella dio un voto a favor mío y dos en mi contra frente a Guillermo Rojo Córdova, a quien por cierto saludé en la pasada, durante la marcha en protesta por la muerte de Juan Francisco Sicilia. Me dijo Norma después que a mis poemas les había faltado más contundencia y que el manejo rítmico de Guillermo era bastante más llamativo. Le tuve un aprecio sincero, fraterno.

La última vez que la vi fue apenas, durante la mesa de lecturas del homenaje a Max Rojas, donde le dediqué un poema que habla sobre el mar que todos llevamos dentro. En el Teatro del Pueblo leímos en diferentes mesas. Me despedí de ella mientras comenzaba el son cubano. Ahora, como dice Norma, “en todas la playas estará Dios”, que la perdonará de haber sido no otra cosa sino poeta. “Ya estás de parte de los astros”, se lo dije frente a su “ataúd de arena” cuando ya su corazón enorme estaba detenido.

Su obra constituye una isla que será descubierta por el naufragio de los que la lean y se entreguen al mar de su poesía. Nuestra excepción es Norma, poeta cuyo nombre designaba su otredad, ahora se ha ido con baile y música, una heterodoxa que nunca pudo ni quiso callarse las palabras.
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Mudanza del mar

Para Norma Bazúa (1928-2011)

Sostenido por un ancla
no me quedé adentro del mar
se muda el mar dentro de mí
y lo que flota es el vacío

De un naufragio placentero
el mar se hizo de mar pétreo
Dónde Guardé los huesos?!
donde guardé mi boca.

Coraza incrustada con joyas
de tu memoria escucho cantos
hundido te respiro y te llamo
afuera está tu mano despertándome.

Flotan las mareas
taciturnas de corrientes precoces
mi corazón en ti se va encajando
ya son otras las aguas que se mueven.
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domingo, 24 de abril de 2011

Fallece la gran poeta sinaloense Norma Bazúa

Lamentamos informarles de una dolorosa pérdida para las letras mexicanas. Este sábado 23 de abril, la gran poeta Norma Bazúa Fitch, una de las voces más singulares y profundas de la lírica nacional, a sus 82 años, falleció a las 17:30 horas, en el Hospital de Cardiología de la Ciudad de México, por una complicación cardiorrespiratoria.

Fue ingresada al hospital el pasado viernes, después de sufrir un desvanecimiento en su casa, mientras corregía la última versión de sus poemarios “Una chispa del cuerpo y ya el incendio del sueño” y “Ataúd de arena”, libros que pronto verán la luz (en coedición con las editoriales Verso Destierro, Amanuense y Poetas en Construcción).

A la poeta autora de Cómo dibujando las distancias, De ser, amor y muerte, A manera de pre-texto el mar, Boceto para un palabrario, Varo entre remedios caseros, Flor simultánea al fruto y Aprender la muerte, entre otros., se le rindió homenaje por parte de proyectos y editoriales independientes, desde el año 2010, que tuvo como sedes la Feria Internacional del Libro del Zócalo, el Museo de la Ciudad de México, la Feria Internacional de Minería, el Teatro del Pueblo, y en el que estuvo acompañada de los poetas Enrique González Rojo Arthur y Max Rojas, entre otras importantes presencias.

La fecha contemplada para la clausura de su homenaje, el próximo jueves 28 de abril en el Centro Cultural España a las 19 horas, se mantiene en pie, “para conmemorar la obra tan rica e imprescindible de una poeta valiosísima como es Norma Bazúa, y ahora más que nunca, pues los poetas raras veces son reconocidos en vida, lamentablemente, según comentó el editor y poeta, Santos Velázquez.

En el portal de internet “Poesía en Sinaloa (Literatura en Latinoamérica)”, la maestra Norma Bazúa, ocupa el segundo lugar de los poetas más conocidos de su generación en el estado, sólo después de Jaime Labastida, y actualmente el Instituto Sinaloense de Cultura, prepara una antología con obra escogida de Norma Bazúa, edición que estará a cargo de la también poeta Ernestina Yépiz. 

Ana Norma Bazúa Fitch nació en Los Mochis, Sinaloa, en 1928. En 1976 le otorgaron la Flor Natural de Guasave, y en 1986 fue finalista del Concurso Internacional Carmen Conde, España,  y fue merecedora del premio JOMAR. Fue incluida en múltiples antologías, entre ellas, Las divinas mutantes, Diccionario biobibliográfico de escritores de México (1920-1970), 40 Barcos de Guerra y La semilla desnuda (Poesía Viva. 90 poetas, 90 poemas), 2010. El Homenaje Nacional por sus 82 años fue organizado por la Editorial Verso Destierro, Poetas en Construcción, Centro Cultural España, Amanuense, el Encuentro Nacional de Poetas y Narradores Max Rojas, Sapiencia y Metáfora (hoja de poesía).

Sobre su obra escribieron poetas ahora ya clásicos de nuestras letras. Carlos Pellicer en 1960 dijo sobre ella: “Norma Bazúa abre su ventana para que escuchemos su voz, dentro y fuera de su casa y sepamos de sus sueños, de su amor, de sus sufrimientos, de su ternura engarzados en el oro más puro de la palabra”.

Y el poeta sonorense Abigael Bohórquez: “Norma sabe qué es lo que está haciendo, hace lo que se necesita hacer y la salvan ya su constancia, su temple, su carácter, su tenacidad, su pleno conocimiento de que lo que está realizando es el mismo nacimiento del mundo”.

En 1975, Luis Rius, poeta y ensayista español, escribió: “Estas canciones de amor nos producen, al lector, al oyente, una especie de asombro luminoso….palabras que han sido capaces de revelarnos una verdad a tal grado profunda, son palabras que cuentan al mismo tiempo que cantan… Palabras poéticamente consumadas”.

Para la poeta y ensayista Aurora Marya Saavedra: “Lo especulativo y lo formalista, no tienen cabida dentro del espectro creativo de Norma, poeta existencial y esencial, en quien se guarda una infinita pasión por la belleza… dictada por una inteligencia amplia y disciplinada que es la suya”.

Y recientemente en la Feria Internacional del Libro en el Zócalo capitalino, en la apertura de su homenaje, el poeta y filósofo Enrique González Rojo Arthur dijo sobre ella:  "Norma es una de las principales plumas poéticas del país. Como suele ocurrir por estos litorales con artistas que han cuidado su independencia como la niña de sus ojos, no ha sido suficiente leída, ni publicada, ni puesta en el conspicuo lugar que le pertenece. Las cosas, sin embargo, tendrán que cambiar, ya que la importancia de su producción, la pujanza de su numen y el dominio de un palabrario que ya no es un mero boceto, exigen de manera imperiosa que el círculo de sus lectores se amplíe drásticamente y que los críticos vuelvan los ojos hacia un manantial en que un lirismo exaltado pero al mismo tiempo ceñido irrumpe a borbotones”.

El cuerpo de la poeta Norma Bazúa será trasladado a Los Velatorios del ISSSTE, avenida San Fernando 517, delegación Tlalpan, y será velado a partir de hoy a las 13 horas. Su entierro, abierto a conocidos y lectores de su poesía, el lunes 25 de abril, a las 11 horas, en el Cementerio de Tarango. Metro Barranca del muerto, subiendo por avenida Centenario.

También se llevará a cabo un homenaje póstumo el jueves 28 de abril a las 19 horas en la Terraza del Centro Cultural España, en donde poetas, escritores, editores, amigos y público en general, la despedirán. Los comentarios estarán a cargo de Enrique González Rojo, Porfirio García Trejo, Andrés Cisneros de la Cruz, Ernestina Yépiz, Guadalupe Lizalde, Yolanda Ortega Rizo y Marivilia Carrasco Bazúa (hija de la poeta). Habrá lectura de su poesía.

lunes, 18 de abril de 2011

Convoca Sicilia a movilización nacional

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Con esa dignidad, y acompañados de Julián Le Baron, de Olga Reyes, de padres de la guardería ABC, de las madres de los asesinados en Salvarcar, de los deudos de los muertos de Pasta de Conchos y de tantos y tantos padres y madres que han visto asesinar a sus hijos, de Emilio Álvarez Icaza, del padre Miguel Concha, de Miguel Ángel Granados Chapa y de Alberto Athié, convocamos a una nueva marcha nacional para el domingo 8 de mayo en el zócalo de la Ciudad de México.

Nosotros, la ciudadanía de Morelos, saldremos caminando de la Paloma de la Paz el 5 de mayo para pernoctar el 7 en la Espiga, escultura de Rufino Tamayo, que se encuentra en el Centro Cultural de la UNAM y salir el día 8 a las 7 de la mañana rumbo al sitio donde se asientan los poderes de la República. Invitamos a todos los ciudadano de otros Estados de la República a que hagan lo mismo y juntos lleguemos al zócalo de la Ciudad de México.

Vamos a caminar en silencio, después de estos días de recogimiento y meditación, para detener la violencia; para decirles que aún estamos a tiempo de rehacer nuestro suelo y nuestro tejido social –uno de los dones más bellos que tenemos– y de refundar la nación.

Vamos a ir al zócalo de la Ciudad de México para exigirles al Presidente de la República, al Congreso de la Unión, a los partidos políticos, a sus líderes, a los empresarios, a los líderes sindicales, a las Iglesias y a sus jerarquías, que asuman su responsabilidad para que los millones de mexicanos que aman este suelo llamado México no vean cancelado absolutamente su porvenir.

Vamos a convocarlos allí para que con nosotros y ante nosotros se comprometan a firmar un pacto nacional auténtico, genuino, sin simulaciones y escenografías institucionales –esas instituciones que ya son meros vestigios de lo que fue una nación–; vamos a convocarlos para que firmen un pacto en el centro de la ciudad más dolida de entre las dolidas, en el centro de la ciudad que más muertos ha puesto en los últimos años: en el centro de Ciudad Juárez. Ahí, en la herida abierta de la frontera norte, vamos a convocarlos para que ustedes, que han malversado nuestro dinero, han decidido sin consultarnos en nuestro nombre, han defraudado nuestra confianza y han puesto al país en estado de emergencia nacional, firmen un pacto que les permita recuperar la representación de la nación que casi han perdido y hagan valer los cargos que ostentan antes de que sea demasiado tarde.

Pero vamos también allí a decirnos a nosotros mismos, frente a sus omisiones y complicidades, que también nosotros, desde abajo, podemos, si nos organizamos, tener asambleas constituyentes y reconstituyentes en cada colonia, en cada barrio, en cada comunidad, para crear gobernabilidad y seguridad locales y confiables.

Vamos a ir caminando en silencio –el lugar en donde nace la palabra verdadera y se recoge para se comprender sus significados profundos–; vamos a caminar así para evitar que los gritos nos confundan y la indignación, que lleva a veces al insulto, nos haga perder el amor. Este silencio, en el que nos recogemos, marca un tiempo necesario para que surja la palabra y las palabras claras y precisas que necesitamos.

Iremos presididos por el máximo emblema de nuestra casa: la bandera de México. La llevaremos hasta allí donde se asientan los poderes de la República; allí en donde los antiguos miraron por vez primera el lago, el águila y la serpiente en el nopal.

Vamos a ir allí para exigirles que asuman la esperanza de todos con propuestas concretas y plausibles –algunas de las cuales llevaremos–; vamos a ir allí para obligarlos, porque ustedes han olvidado que la soberanía, como lo señala el artículo 39 de nuestra Constitución, radica en los ciudadanos– a que pacten con nosotros y de cara a nosotros; para obligarlos a realizar un esfuerzo profundo y sistemático que detenga esta violencia que nos está destrozando el alma y el cuerpo, y despojándonos del derecho que tenemos a vivir en paz en un México en el que todos quepamos con nuestros seres queridos que son todos los seres queridos de cada uno de los que habitamos este país.

Porque vivimos un tiempo límite vamos a ir también allí a preguntarles ¿Cómo pretenden ir a las elecciones si no son capaces de ponerse de acuerdo entre ustedes para defender la vida de los hijos y las hijas de nuestro amado México?

Además opino que hay que devolverle la dignidad a esta nación y hacer que este dolor sirva para rehacer el amor y la justicia que perdimos.


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domingo, 17 de abril de 2011

Los beneficiarios de la "Guerra"

Por Luis Javier Garrido

La pregunta de a quién beneficia la “guerra contra el narco” de Felipe Calderón tiene una respuesta evidente: al proyecto intervencionista de Washington y a los intereses económicos, financieros y políticos del grupo yunquista-calderonista en el poder en México. De ahí la negativa violenta de Calderón a detener la escalada de violencia en la que funda sus políticas de ambición transexenal.

1. El clamor nacional de ¡Ya basta!, dirigido al gobierno del PAN, más intenso tras la ejecución del joven Juan Francisco Sicilia y sus compañeros el 28 de marzo en Temixco, Morelos, está siendo desvirtuado por una virulenta campaña propagandística y de desinformación del gobierno, pretendiendo que debe ser dirigido al crimen organizado y no a los panistas, que son, como todo mundo sabe, quienes han generado la violencia y la están administrando en función de sus intereses económicos y políticos, y que para muchos mexicanos forman parte de una mafia que debe ser calificada también como parte del crimen organizado.

2. Tras de que un grupo de trabajo de Naciones Unidas recomendó al gobierno el retiro, a corto plazo, del Ejército de este escenario (31 de marzo), un vocero oficial respondió que los militares continuarían en las calles, pero ahora que ha crecido la movilización promovida por el poeta Javier Sicilia –que al no obtener respuesta exige la renuncia de las autoridades de Morelos y anuncia una marcha a la capital–, el propio Calderón reiteró fúrico su negativa a terminar con la violencia en un discurso desbocado el martes 12, en el que pretendió eximirse de responsabilidad por haber llevado a México a un baño de sangre en función de intereses privados.

3. Las sinrazones del gobierno calderonista para seguir administrando la violencia y confundiendo a los mexicanos son muy claras: cumplir sus compromisos entreguistas con Washington, a fin de conseguir el respaldo de la Casa Blanca para que Acción Nacional siga en Los Pinos en 2012 y los beneficiarios de la violencia continúen adueñándose del país.

4. La cuestión de ¿cuál es el sentido de la supuesta guerra de Felipe Calderón contra el narcotráfico? se la formula también, entre otros, Noam Chomsky en su último libro Esperanzas y realidades (Tendencias Editores, Barcelona, 2011), respondiéndose que para interpretarla habría que responder a la cuestión de ¿a quien beneficia?, y no duda en afirmar, coincidiendo con diversos especialistas de Naciones Unidas, que esta guerra es una caricatura, pues ha dejado intactos los poderes económicos privados que participan masivamente en el tinglado.

5. El endurecimiento fascistoide del gobierno entraña por lo mismo una serie de señales a esos beneficiarios de la guerra de Calderón que son las grandes corporaciones trasnacionales, que él busca no lo abandonen en el año 2012. De ahí el perverso intento oficial por criminalizar al movimiento electricista y al SME, torpemente secundado por Marcelo Ebrard, también por ambiciones futuristas, o la desesperación de Los Pinos por hacer aprobar al Congreso la contrarreforma laboral que pretende dejar en letra muerta el artículo 123 y cancelar los derechos de los trabajadores mexicanos.

6. La política intervencionista de Estados Unidos en la era postbushiana se ha sustentado en cuatro argumentos que han quedado evidenciados en lo que va del siglo XXI como pretextos mal fundados: la defensa de los derechos humanos (Libia) y la lucha contra el terrorismo (Irak), la guerrilla (Colombia) y el narcotráfico (México), calificados alternativamente como narcoterrorismo. La pretendida lucha contra el narcotráfico es ahora el más utilizado, y por eso a pocos especialistas extrañó que la 28 Conferencia Internacional contra las Drogas, auspiciada por la DEA, se efectuara en Cancún del 5 al 7 de abril, ni que su presidente fuese Genaro García Luna, titular de Seguridad Pública –señalado en diversas ocasiones por sus vínculos con el narcopoder–, ni mucho menos que la principal conclusión de esta reunión fuese la tesis intervencionista de la administración Obama: que la lucha contra el narcotráfico debe ser en el futuro global, para obviamente legalizar la entrada de las agencias estadunidenses armadas a los países en los que Washington tenga intereses estratégicos.

7. Las sospechosas matanzas de días recientes, atribuidas sin fundamento al narco, inciden en este escenario de intervencionismo, pues tras el descubrimiento a principios de mes de por lo menos 120 fosas en San Fernando (Tamaulipas) –donde en agosto de 2010 fueron ejecutados 72 migrantes–, el miércoles 13 varios legisladores estadunidenses, tras reiterar el argumento de que México es un Estado fallido y que la situación representa un peligro para el pueblo de Estados Unidos, se plantearon la posibilidad de enviar tropas a nuestro país.

8. El senador Michael McCaul, tras pretender que no hay una estrategia integral de Washington sobre México y sugerir en una audiencia ante el Subcomité de Asuntos Hemisféricos de la Cámara de Representantes, se apliquen aquí los esquemas de Colombia, recordó que ahora hay un gobernante en México que quiere trabajar con ellos, pero que al desconocerse en Washington que acontecerá en las próximas elecciones y si seguirán teniendo, tras 2012, las mismas oportunidades, era la hora de diseñar una nueva estrategia que debería iniciarse con lo que llamó una operación militar conjunta.

9. Muy significativo es que el miércoles 13 en su programa nocturno los locutores de Televisa coincidieran con la tesis del desastre institucional que permite justificar el intervencionismo y que, como lo hicieron algunos diarios mexicanos del 14, sostuvieran que Tamaulipas no es ya parte del Estado mexicano, que no ejercen ahí sus funciones el gobierno estatal ni las autoridades municipales (Loret de Mola), que existe un gobierno del crimen organizado y estamos ante un Estado fallido (López Dóriga). A casi un año del homicidio no aclarado de Rodolfo Torre Cantú, candidato del PRI a la gubernatura, el 28 de junio de 2010, se busca arrebatar a los priístas la entidad, llevarla a un estado de excepción y, con vistas a 2012, utilizarla como el escenario de ensayo de un abierto intervencionismo estadunidense.

10. El consenso nacional que se ha ido generando en estos meses es muy claro frente a todo esto. La estrategia del gobierno panista de facto para supuestamente luchar contra el narco, ha generado una espiral de violencia y está permitiendo a las fuerzas más oscuras del yunquismo-calderonismo auspiciar matanzas brutales para justificar la tesis del Estado fallido y el intervencionismo de Washington, y no puede ser considerada como una estrategia equivocada, como suponen ciertos sectores. Es abiertamente una estrategia perversa, con objetivos económicos y políticos muy evidentes, y por eso se le está espetando a Calderón, señalado como responsable del desastre, ese contundente: ¡Ya basta!

miércoles, 13 de abril de 2011

Poesía y rabia


Por Eusebio Ruvalcaba


La muerte de Juan Francisco Sicilia Ortega me abatió por completo; pero es una muerte entre tantas otras. Entre las de cientos, seguramente miles de jóvenes que son asesinados por el narcotráfico en este país de pánico que se ha vuelto México.

Lo primero que me pregunté fue por qué precisamente el crimen perpetrado en la persona del hijo de Javier Sicilia me había perturbado tanto, y creo que la única respuesta es porque Javier Sicilia es poeta. A cualquier hombre lo destroza la muerte de su hijo, llámese abogado, empresario, deportista, cirujano, mecánico o albañil. Lo que sea. Y conste que no me estoy refiriendo a un crimen con lujo de saña, violencia y tortura, sino a una muerte natural. Ahora bien, que se cometa un crimen terrible es impensado; pero acontece. Y que el padre de esa víctima ─en este caso veinteañera, veintitrés, veinticuatro años─ sea poeta, esto es, un hombre sensible, de suyo dueño de un corazón enorme, que anda por el mundo como aquellos trovadores medievales tratando de confortar a los hombres con los que se topa, cuando esto sucede, entonces el ánimo se crispa y termina por decapitarse. Por caer al suelo como caen tantas cabezas que finalmente son guardadas en una bolsa negra y arrojadas a la basura o dejadas en la cajuela de un automóvil. En fin, ¿cómo ha de estar ese hombre?, se pregunta uno. ¿Por qué le ocurrió esto a él?, ¿por qué a un hombre de letras que, encima, como todo hombre de letras, es dueño de una imaginación desbocada, y que esa imaginación es justo ahora su mayor tortura?, ¿qué diablos está sucediendo para que esto acaezca?

Pero estas son preguntas sin respuesta alguna. Porque a Juan Francisco no lo masacraron por ser hijo de un poeta; lo mataron porque esos denominados hombres habrían de saciar su sed de sangre y maldad, de bestialidad y horror. ¿Y por eso estoy escribiendo estas líneas?, no, por otra razón.

Porque en una de sus últimas intervenciones ante los medios ─intervenciones ante los medios, esto no me gusta nada, no estamos hablando de un personaje mediático, pero así se han dado las cosas; la maquinaria mediática se traga todo─, Javier Sicilia se despidió de la poesía. De pronto apareció su fotografía y lo que él llama su último poema. Cuyos cuatro últimos versos dicen: “El mundo ya no es digno de la palabra,/ es mi último poema,/ no puedo escribir más poesía…/ La poesía ya no existe en mí”.

¿Qué puede obligar a un hombre a dejar de escribir poesía? No lo sé. Creo que es el principio de la ignominia, la culminación de un tramo de vida atroz, despiadado, sin clemencia alguna. Si se lee a Shakespeare, a Dostoievski, a Homero, los hombres sufren castigos brutales, a veces injustamente, a veces con justicia, pero a nadie se le ocurriría castigar a un poeta impidiéndole escribir poesía de ahí en adelante.

Que Javier Sicilia decida no escribir es una decisión absolutamente respetable. Pero no podemos perder de vista por qué lo hizo. ¿A qué nos están orillando estos señores? No es posible pasar por alto esta decisión del poeta. Un hombre, por lo demás, que a sus lectores siempre nos había puesto la fe por delante. Que nos había dicho que la vida es un montón de esperanza. Insisto en que es una decisión que yo respeto, pero estas líneas tienen otro cometido: la reflexión y la solidaridad.

¿Cómo aliviar el corazón de un hombre? Creo que abrazándolo. ¿Cómo empaparse de sus lágrimas? Creo que llorando. ¿Cómo hacer nuestro su dolor, su tristeza infinita? Creo que escribiendo, escribiéndole.

Siempre descubro en la música el interlocutor en quien puedo depositar mi tristeza, congoja, desazón, inclemencia. Pero creo que Javier necesita otra cosa, necesita lo suyo: la palabra. Y, se me ocurrió, qué mejor que una antología de poesía en la que él encuentre la voz amiga, la voz solidaria. No creo que se pueda hacer más. Esta antología llevaría el nombre de Poemas para un poeta que dejó de escribir poesía. Y ya cuenta con editor. Se lo pedí a Víctor Roura y accedió de inmediato. El libro se publicará en la colección Los Cuadernos del Financiero, 80 páginas de manos estrechando la mano de Javier Sicilia.

Pues desde aquí convoco a los poetas, no me importa de dónde sean, a qué grupo pertenezcan, dónde publiquen, los convoco a que me hagan llegar un poema (máxime de dos páginas), inédito, en el que se respire la paz, la solidaridad, la comprensión, la clemencia. Acaso un poco de amor. No habrá pago alguno, ni siquiera es necesario que acompañen el poema de su cv. Sólo su nombre y el poema. Nada más.


Días de ignominia

Por Arturo Alvar

Ya no estará tu voz en mausoleos
de las columnas bajó la sangre
descendimos al desierto más amplio
del silencio.

Fueron las ermitas de tu sueño
un aposento
para la palabra
una cruz
que cargas estos días como a un hijo

tuviste fe en la inspiración
tanto como en los amaneceres.

Ahora resuenan las palabras
de una despedida
que sólo puede honrar la voz
desde la complicidad con tu duelo.

Ante tanto dolor
el único crimen
parece que fue haber creído en Dios.

Sin embargo
cuando un poema parece más inútil
se vuelve necesario.

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martes, 12 de abril de 2011

"No nos han derrotado todavía"

Lucha Libre fronteriza

“Con este pinche frío ahora ya puedes decir que en verdad conoces Ciudad Juárez cabrón”. Me había dicho Alejandro, a finales del año pasado, cuando llegó por mí en su nave fronteriza para ir a las luchas. Mientras nos dirigíamos al centro de la ciudad, tiritando, el paisaje montañoso se nos fue descubriendo de un blanco que inspiraba una absoluta tranquilidad. Pero no había motivos para confiarse, la naturaleza es cruel, su belleza convive con la brutalidad y la presencia de los federales en las calles nos recordaba a cada momento los días sangrientos. En el periódico había un encabezado que decía: “Ni el frío los detiene”, con la imagen de cuatro jóvenes masacrados.

Venía con nosotros Francisco, un compa de Alejandro que, por tanto, también es mi amigo. En el tiempo que eran estudiantes editaron una revista de ciencias sociales con apoyo de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Ahora Francisco estudia su doctorado en letras en Arizona y también había venido de visita a pasar navidad y año nuevo con su familia. Acaba de publicar un libro de crítica sobre la obra de Salvador Elizondo y traía varios ejemplares en su mochila. Me regaló dos de éstos, con mi promesa, aún pendiente, de hacerle llegar un comentario por escrito y subirlo a este blog.

Intentamos esquivar los retenes, pero fue imposible. En cada avenida que tomábamos podíamos distinguir, cuadras más al fondo, las luces de las patrullas. Entonces dábamos vuelta y más adelante, nos topábamos con otro retén. Nuestro afán de huida puso en alerta a la policía y nos empezaron a seguir. Nos detuvieron y una lámpara que inspeccionaba el interior del auto me deslumbró. “A ver, qué traen ahí”, dijo el comandante. Estaba nervioso y lo único que atiné fue abrir el libro de Francisco y comenzarlo a leer. Cuando Francisco le mostró los libros, el policía se sorprendió: “son sólo libros, yo soy el autor”. Si no hubiera sido por ese pequeño detalle, seguramente nos habrían levantado, pero la literatura en ocasiones te puede sacar de serios aprietos.

Vivir en Juárez es como practicar un deporte extremo. Simplemente salir implica un riesgo. Los habitantes saben que en cualquier momento pueden recibir una llamada de extorsión o enterase de la infame noticia de que han secuestrado o asesinado a un hijo. Sin embargo, la vida tiene que seguir. “Ni modo que ya no salgamos a la escuela, al trabajo, de compras al supermercado o salir a divertirnos. Pero parece que eso es lo que quiere el gobierno, mantenernos paralizados”, nos comentaba Alejandro mientras entrábamos a Bellavista, en el centro de la ciudad, una colonia histórica en aquella frontera.

Pero no todo está perdido en Ciudad Juárez. Uno de esos reductos donde la vida puede abrirse a la esperanza, es precisamente un ring de lucha libre o la presencia activa de los jóvenes poetas. Cuando llegamos al Arena Club Deportivo Unido, para mi asombro vi cómo iban llegando las familias con sus niños. Le pregunté a Alejandro que si en el Arena Club, sobre todo por estar en el centro de la ciudad, zona por demás peligrosa ya que es el último bastión del grupo criminal “La Línea”, no se había suscitado alguna balacera. “Afortunadamente no”, me contesta, “pero todos sabemos que en de la noche a la mañana cualquier negocio puede cerrar debido al cobro de las cuotas”.

El Arena Club no es muy amplio, apenas cabe un ring profesional, pero tiene gradas en los cuatro lados, muy verticales, con lo que pueden caber más personas aunque la estructura se tambalea. El baño, eso sí, daba asco. Nos sentamos a esperar que iniciara la primera contienda, los niños corrían sobre el cuadrilátero, como desquiciados se aventaban, se revolcaban en la polvosa lona. Uno trató de subirse a la tercera cuerda pero su mamá lo regañó. Cuando apareció el primer luchador, empezó el griterío, algo que se les da muy bien a los juarenses.

Alejandro me puso al tanto de quién era ese luchador: “Ese es Peluchín, dueño de este lugar. Ha tenido una trayectoria destacable aquí en la frontera, debutó en la arena México de Juárez, fue alumno de Baby Sharon, Máquina 45, Avispón Verde y Cinta de Oro. Siempre ha estado del bando de los técnicos, alternando con grandes luchadores como el Hijo del Santo, Blue Demon, Latin Lover, Abismo Negro, Cibernético, Sangre Chicana, Dos Caras, Octagón, Rayo de Jalisco, Cassandro, Pimpinela Escarlata y Mayflower”.

Con su amplia exposición, me quedaba más que claro que Alejandro es un fiel amante de este deporte e incluso después me confesó que lo practicaba en El Paso. “Peluchín formó parte del trío conformado por él, Chuchín y Pinpón. Actualmente continúa con su carrera. Junto a Peluchín II hacen el dúo dinámico en el Arena Club, donde además es maestro de Lucha libre y donde se han presentado figuras importantes como Súper Muñeco, Solitario, Tinieblas Jr, entre otros”. Más rápido de lo que pensé, empezó la primera pelea de tres contra tres: “La familia maldad” contra “Los rockeros”. Éstos últimos estaban muy flacos y no tardaron en perder la primera y luego la segunda caída. Pero le echaban ganas y hacían varias suertes y piruetas, aunque esto no impedía que una señora de las gradas les mentara la madre. Y es que “La familia maldad” estaba en su territorio.

En la segunda pelea apareció un hombre sin máscara, muy moreno, de mediana estatura, un tanto pelón y con bigote tupido. “Ese durante el día es policía municipal, pero le gusta ser luchador y así se ha ganado a la gente”, me dice Alejandro, quien para ese momento saca dos latas de cerveza que nos bebemos de manera discreta. “Ya me lo imagino pidiendo su mordida”, le digo a Alejandro, pero él considera que no todos los policías municipales son corruptos.

Entonces mejor cambio de tema y le pregunto a Alejandro que a su parecer cuál ha sido el máximo personaje de la lucha libre en Juárez, si en la frontera norte también aclaman a El Santo o tienen otros héroes. “Aquí vivió Gory Guerrero, compañero por mucho tiempo de El Santo, también padre de la dinastía Guerrero, Eddy Guerrero ex campeón de la WWE. Vivieron en la colonia Chaveña y después en El Paso. También son famosos Fishman, Flama Roja, Cinta de Oro, Rocky Star, Gacela del Ring, Ariel el Gato Guerrero, incluso Konnan aquí se dio a conocer”. Nombres van y vienen mientras al policía luchador le están aplicando una llave tremenda. La gente está frenética, el barullo está a todo lo que da. En verdad que el encuentro luchístico parece ser un auténtico desahogo.

Cuando acaban las luchas, salimos de nuevo al frío. Neva sobre Ciudad Juárez, es hermoso. Vamos a un antro de la “zona de seguridad” que han implementado los federales, en el Paseo “Triunfo de la República”. La escena no es muy amigable, pues antes de entrar vemos en fila a los policías mostrando sus armas cargadas, lo que intimida a cualquiera. El antro está abarrotado, afuera se ven muchos otros bares que han sido abandonados. Dice Alejandro que le gustaría ir a la famosa avenida Juárez, como lo habíamos hecho en nuestra anterior visita en abril de 2010, pero ahora le entristece ver tanta desolación por esos rumbos, aunque todavía sobreviven bares de amplia tradición como “Yankees”, “El Kentucky” y “La cucaracha”.

En el mismo antro me encuentro con el poeta Carlos Macías, quien me abraza y brindamos efusivamente. Era la segunda vez que nos veíamos durante mi estancia de dos semanas en esta urbe fronteriza. Me pregunta qué me parece este antro y le digo que me parece bien aunque me gustaría platicar más tranquilo con él sobre proyectos literarios, que en cierto aspecto veo que estas acciones de la policía son una distracción momentánea ante toda la atrocidad que ocurre en Juárez. Él asiente y me dice, antes de salir a la gélida intemperie, el último verso de un poema suyo que me parece emblemático y que aún resuena en mi memoria: “no nos han derrotado todavía”.

Poesía en días de ignominia
 
Salimos a la intemperie citadina, despiertos y vigilados por los policías. Como el infierno dantesco más profundo, Ciudad Juárez era un infierno blanco en los últimos días del año, como para recibir la madrugada entre ráfagas de sangre y viento, como si fuera  el pueblo de Comala de Juan Rulfo, donde hace tanto frío en invierno (una helada que quema) y un calor sofocante en verano, que los que mueren ahí regresan del infierno por su cobija. Sólo que aquí ya no hay ficción, sólo la verdad de los días de ignominia en la urbe fronteriza.

Encontraba una tranquilidad en el paisaje, a pesar de todo, que no me habían dado las horas de luces de neón del antro controlado por los federales. Caminamos rumbo al automóvil de Alejandro, escarchado ya del parabrisas por tanta aguanieve que caía. Entraba una ventisca gélida por la montaña Franklin, los cerros juarenses estaban congelados hasta el tuétano. Fuimos a dejar a Francisco, con destino para mí desconocido, excepto que sabía por ellos que íbamos a pasar por la Avenida Panamericana, la que atraviesa el continente Americano entero.

En el camino, Francisco nos contó, no sin indignación, que posiblemente su familia tuviera que salir de la ciudad por una extorsión que habían recibido, de un día para otro, por parte de criminales, hacia su negocio familiar. Él Iba a ayudarlos en lo que necesitaran mientras se encontraba en México, antes de salir para Arizona a continuar sus estudios de literatura. Cuando nos despedimos, me quedé con dos ejemplares de su libro La memoria del cuerpo, sobre Salvador Elizondo, en la mano. Abrí entonces una página y leí: “El viaje de Homero hasta Joyce sólo puede convocar a una verdad: La literatura de occidente es la descripción del infierno”.

Pero no descendíamos hacia el infierno de lo que no existe, sino que ya estábamos inmersos en la zona de exterminio que está llevando a cabo el “Estado fallido” que impuso Felipe Calderón. En todo caso, la ciudad era más parecida a aquella urbe fronteriza que Roberto Bolaño narró como Santa Teresa en su última novela 2666 que, por cierto, designa en realidad a una zona dentro de Ciudad Juárez donde existe un plan empresarial para crear una metrópoli maquiladora: el experimento desatado por el capitalismo más salvaje existe, de facto, en aquella urbe. Es decir, una frontera (imaginaria) dentro de la misma frontera. Cuando llegamos a una encrucijada de la Panamericana, me sentí abismado. Las vías del tren que iban rumbo al Puente Negro quedaron atrás, más adelante el punto al norte más al norte del norte. Lejos del bullicio, de las ruinas de antros y de la noche que todavía auguraba algo de embriaguez, Francisco se despidió de nosotros. Uno para mí y otro para Eusebio Ruvalcaba, pensé, respecto del par de libros de crítica literaria que me había agenciado por parte de Francisco Serratos y que después leí de hospital en hospital, mientras caían nuestros seres más queridos.

Nos quedamos en el auto con los hermanos Macías. Ensayista por poetas, un buen intercambio literario. En el camino, Carlos (Macro) me hablaba de que teníamos que escribir todo esto, el testimonio de esta lucha que estaban dando los héroes de esta ciudad, sus ciudadanos, donde la poesía no sólo era útil, sino también necesaria. Había que preservar la frágil memoria, “si no lo hacemos, al rato van a decir que todos los muertos eran criminales”. “Frente a todos nuestros muertos, al final quedará sólo la palabra”, responde su hermano Rubén (Micro). La plática que afuera era un vaho de niebla petrificándose, adentro de la nave era un debate caluroso que encendía nuevamente la conversación.

Escapando como siempre (no se puede decir de otra forma a ese traslado), en un momento nos encontramos lejos de la encrucijada Panamericana, “Vamos a nuestra casa, está en la Edison, de regreso al centro”, dijeron los poetas en señal de invitación. Entrando a la colonia Hidalgo aparecieron las luces rojas y azules de las sirenas policiacas. “No te pares, sigue un poco más adelante, ya estamos por llegar”, dijo Rubén a Alejandro. “Vale madres otra vez”, pensé. Nos paramos en la entrada de la casa de los hermanos Macías que mantienen vivo el Colectivo José Revueltas en Ciudad Juárez.

Un vecino prendió las luces, lo que advirtió a los policías que había gente observando. Se bajaron, eran municipales que esta vez venían al mando de dos federales, ambos con los rostros encubiertos. Uno de ellos me dijo que era de Puebla, pero el mero comandante, que llevaba en su semblante la mirada de la muerte, discutía con Alejandro de manera hostil y degradante. “Ah, entonces te crees que sabes mucho”, le contestó el policía a Alejandro cuando éste le dijo que teníamos derecho a transitar sin ser molestados. “Mira, si queremos te podemos desaparecer”, sentenció el uniformado. Acudí entonces a la parte más humana de su compañero poblano. “Oiga, oficial, es navidad, no le haga, seguramente usted quiere estar con su familia. Igual que nosotros, mire, yo no soy de aquí, soy defeño, pero he venido a ver a mis amigos y a compartir con la familia que tengo en la frontera”. El policía, conmovido, habló entonces con su comandante, mientras que en el vecindario se prendieron las luces de otra casa. “Ya lárguense pues”, nos dijo un municipal cuando los federales se subieron de nuevo a su camioneta, pero ya estábamos afuera de la casa de los hermanos, por lo que pasamos a resguardarnos de inmediato. Son unos culeros, dijimos.

Relativamente más tranquilos, discutimos lo que nos había pasado: la detención más arbitraria; sobre la forma más “inadecuada” de cómo hablarle a un policía en esos momentos. Todo nos parecía una falacia cuando el punto fue que, en realidad, pueden tratar de inculparnos o desaparecernos. “El acoso cada vez es más pronunciado para activistas sociales”, nos dice Carlos, mientras Rubén platica sobre el compañero Darío, estudiante de sociología, quien fue baleado dentro de la Universidad por federales durante un Foro contra la militarización que se realizó en el campus.

Mencionaron también el asesinato de Marisela Escobedo. A unas calles antes de llegar a la central de autobús, sobre la avenida Casas Grandes, vi después la maderería quemada de un cuñado suyo y aún no asimilábamos un acontecimiento paradójico: el cuerpo asesinado de la poeta Susana Chávez, uno de tantos en aquella ciudad donde muchas veces pintaron su frase “Ni una más, ni uno menos”, aparecido junto a un poste.

Brindamos entonces por los muertos, por los inocentes, por el dolor innombrable de estos tiempos. “Son los tiempos, señor”, como le contestaba un arriero (y hermanastro) al hijo de Pedro Páramo, mientras aquél buscaba a su padre, rumbo a Comala, el muy bastardo. ¿Cuál es la salud de la poesía en Ciudad Juárez? Les pregunté. Se miraron Rubén y Carlos, fronterizos de la generación de los ochentas y dijeron: ¡salud!, mientras sacaban los poemas del bolsillo y se dejaban rendir por la poesía (pero no por el silencio):


Días de lluvia (Carlos Macías)


I

Pasan los días amargos
Abres la ventana respiras la noche
El olor a salitre habita cada espacio
No nos han derrotado todavía.

II

Nada podrá ser como antes en Juárez
cerramos las puertas
nos han enfrentado
Tenemos miedo de nosotros mismos
afuera llueve
un día un viejo poeta nos dijo
las ciudades en lluvia son perfectas
con todo y ese argumento
ha llegado un olor a alcantarilla
cerraré las ventanas.

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La mujer que se aleja (Rubén Macías)

La vi bajar del punto más alto:
el tango es amargo

De uno de los dos lados no reconozco
ninguna línea que detenga este poema
al que sólo le falta tu nombre

Me detengo al tomarte de la mano
entre aquellos rostros imborrables
ningún sitio es el lugar de este amante,
el que sólo te escribe al sentirte cercas

A quién le importa que nos detengamos aquí
si la monotonía sigue varias cuadras adelante,
chocando ventanas hundidas en el vacío


Esta frontera es de quien no trae un peso en su bolsillo
el que trae el color de su amada  en sus labios


Todo es necesario:
en esta calle que nos aleja de una herida,                         
el que habla un inglés impronunciable 
en medio del sol,
aquella cantina azulgrana donde bailamos jazz,
donde entendimos que la espera debajo de un puente 
es un ritual en los ojos de este amante.
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De fuego y polvo la arena sobre las palabras
 
Salimos a recibir los primeros alumbramientos invernales del sol en Ciudad Juárez, un sol que quema y no calienta, pero que ante tanto frío, hecho de noches y desvelos, nos era indispensable. Era temprano, en las calles no había mucha gente, en realidad hay muy pocas personas caminando en las calles de juaritos (el metrobús ha sido un fiasco y un derroche público). Por el centro hay más movimiento, sobre todo cerca del puente Paso del Norte.

Pero la mayoría en aquella frontera se desplaza en automóvil (las camionetas está muy desprestigiadas con los asesinatos en la ciudad). Me pareció que tenía que hablar de nuevo con los hermanos Macías. El colectivo José Revueltas había deambulado por varias partes del país. Recuerdo que me dijo Carlos que los ven como poetas sobrevivientes, mucho más al enterarse de que son de juaritos. 

Alejandro prendía el automóvil fronterizo que nos iba a llevar a una burrería. El infierno me parecía más cercano por la mañana, más real. Paró en una burrería dedicada a Tin-Tan,  es decir, en homenaje al tintanismo, lo cual me pareció magnífico, pero más el sabor de estos burritos, a diferencia de los empaquetados que se venden en los puentes internacionales del parque Chamizal, lo mismo que en paradas de ruteras (aunque los ruteros hacen paradas donde se les antoja). En cambio estos burritos son de una tortilla de harina hecha a mano, con un guisado estupendo, que se calienta al momento, me gusta el de deshebrada o el de wini (salchicha) porque sabe justamente a recalentado, lo que abre bastante el apetito. ¿Qué burritos habría preferido Tin-Tan? Misterio insondable. Pero seguro no le hubiera desagradado un burrito en aquel sitio o de otras burrerías de tradición como “El negrito”, “Crisóstomos” y “El padrino” (en ese orden).

A cierta mordida de un segundo burrito, comenzamos a platicar sobre las bibliotecas que se habían rescatado en lugares donde antes habían sucedido eventos sangrientos, como la biblioteca de Salvarcar, creada a unas cuantas casas del lugar donde ocurrió la masacre de jóvenes del 31 de enero de 2010. “Todos estaban de acuerdo con la propuesta de crear en principio una biblioteca”. Le pregunté a Alejandro entonces por algún otro espacio de lectura y me dijo que también estaba uno que mantenía un colectivo de mujeres llamado Palabras de arena. Una de ellas precisamente era amiga de Francisco desde que estudiaron Letras, por lo que buscamos conseguir una entrevista.

Después de unas llamadas, quedamos con Francisco de acudir por la tarde a visitar a su amiga. Tomamos rumbo a la colonia Virreyes, una de las colonias más conflictivas
de aquella urbe fronteriza. Partimos más temprano para que no nos detuvieran los federales. El pavimento sucumbió a la terracería. Subimos a una loma y al bajar del auto, tocamos en una casa que daba vista a un horizonte de luces que bajaban hacia las amplias avenidas perdiéndose en una cicatriz de la frontera.

Nos abrió Ana, reconoció de inmediato a Francisco, quien a su vez me presentó con ella. Pasamos a tomar un café en una pequeña estancia. Había un pasillo en el que advertí los libros. “Vaya, esta es una biblioteca con casa”, pensé, mientras afuera comenzó a caer una lluvia con pedacitos de hielo, como pequeños corchos escarchados. Ana y Francisco conversaban acerca de libros de poesía que planeaban editar en aquella frontera, títulos de una colección independiente. Algunos acaban de salir, los habían impreso desde El Paso. Ya entrando en calor, Ana nos platicó acerca del nombre del espacio de la biblioteca. “Cuando era niña, mi abuela me contaba muchas historias, como toda abuela”. “Aunque no sabía leer, mi abuela, la mamá Juana, fue una gran cuenta cuentos, en voz alta”. De ahí el nombre de la biblioteca: Majuana

Cuando el consulado de El Paso, ofreció una donación de libros infantiles en inglés y bilingües a la biblioteca de Salvarcar, el responsable del espacio no los aceptó. Sin embargo, fue cuando Ana no dudó en aceptar la donación, con lo que se formó en un primer momento un acervo importante de libros infantiles en el espacio que también es su hogar, pero sobre todo libros de utilidad, ya que aunque la biblioteca está asentada en una comunidad por demás marginada, aunque se piense lo contrario muchas veces los niños son bilingües, puesto que son hijos de migrantes deportados, con lo que se cumple así el objetivo de fomentar la lectura como una opción para frenar la violencia imperante entre grupos más vulnerables.

“Con el colectivo hemos dado lecturas en voz alta en diferentes colonias donde nos hemos encontrado a niñas y niños que han recibido todo tipo de abusos”, afirma Ana. Esto inclusive les puede afectar la imaginación. “Entonces es donde debemos actuar”, afirma Ana, quien siendo del Distrito Federal se naturalizó juarense desde 1989, “vale la pena seguirle en la lucha literaria”. Puesto que la realidad de Ciudad Juárez arroja más de 16 mil huérfanos en el gobierno de Calderón, a quienes han asesinado a uno o a sus dos padres y para los que no existe la debida atención institucional. La lectura, en este sentido, puede ser una vía de transformación individual en lo inmediato y social a largo alcance. Es por ello el compromiso comunitario que a través del trabajo lector a infantes realizan las mujeres de Palabras de Arena, quienes también han hecho labor en comunidades cercanas a la urbe como San Agustín, en el Valle de Juárez, así como en el CERESO.

Puesto que es más difícil y más costoso adquirir un buen acervo de literatura infantil, me sorprende ver en Majuana muchos títulos ilustrados que voy hojeando. Alzo la vista, afuera hay una ventisca que apenas deja ver un graffiti con un poema. ¿No han pensado editar libros de literatura infantil? Ana me responde que lo han pensado, que su esposo es un excelente ilustrador, pero que por el momento sus esfuerzos estaban en consolidar este espacio. Por lo pronto, su labor se ve reconocida con la dominación en Suecia al Premio ALMA (Astrid Lindgren) al máximo reconocimiento en el mundo de la creación, producción y fomento de la Literatura Infantil y Juvenil.

De esta forma se entiende que la lucha literaria también está en crear espacios, tanto editoriales, como de infraestructura y hacia los públicos, como Adversario en el Cuadrilátero en el D.F o en los encuentros de escritores en la frontera (como se ha anunciado en estos días en Ciudad Juárez), que empiezan a darse cuenta, ojalá no sea demasiado tarde, de la importancia de la organización colectiva, más allá de los laureles y dádivas que el gobierno, con su cultura oficiosa, puede otorgar. Estos son los verdaderos heroísmos, los que pueden darle a la cultura la fuerza necesaria para resolver los problemas que aquejan, en este caso, a todos los mexicanos. “Aquí está todo pero a la vez no basta” como dijo Bertold Brecht. Todo empieza entonces por un espacio para la palabra.

Terminamos tomando varias tazas de café. Cuando nos estamos despidiendo de Ana, pasa una camioneta de la policía federal, luego otra blanca con las luces apagadas y sin placas, por lo que nos volvemos a meter a la casa de ella. Entonces le pregunto a Ana si han venido a molestarlos en alguna ocasión. “Han venido a hacer preguntas de uno y otro bando, les interesa saber qué ganamos con esto, buscan establecer cuotas en todas partes, pero no pueden entender que es una cuestión de humanidad: Todo lo que aquí hay es por donación, eso es lo que se les responde”. Cuando la calle está más tranquila, salimos de nuevo a la ventisca, al gélido y polvoso aire de Ciudad Juárez. Aunque todavía nos falta regresar, me siento más cercano a todo y a la certeza de que no todo está perdido.
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