miércoles, 28 de marzo de 2012

Versus poético en el Día Mundial de la Poesía 2012


Enfrentamiento entre Sandino Bucio vs. Arturo Alvar
Gran Hotel de la Ciudad de México.


La noche del miércoles 23 de marzo, en el Día Mundial de la Poesía, se llevó a cabo el Torneo relámpago de Poesía "Pink Punk" en el Gran Hotel de la Ciudad de México, Centro Histórico. 

En el Torneo, participaron las poetas Hortensia Carrasco, Svetlana P. Garza, Atena Ramírez y Rosario Loperena, por parte de los varones estuvieron Sandino Bucio, Esaú Corona, Arturo Alvar, Hugo Garduño y Pedro Emiliano como réferi. 

El formato fue Versus poético a una caída, en una puesta en escena donde, a diferencia del Torneo de Poesía "Adversario en el Cuadrilátero", en este show que los poetas abrieron y para lo cual había que caracterizarse.

En el cartel del evento estaba una actriz peruana que quería entrar a Televisa, sólo eso pudo justificar la locura de Alí Fernández de organizar un evento el miércoles y con boletos a precio de etiqueta. Para nosotros no había problema si resultaba o no aquella empresa descabellada, al final de cuentas, un poema es un poema.

Confundido por Alí como su chalán, me quedé con los reconocimientos de Karla Estrada y César Bono, que no llegaron al toquín. De lo que se perdieron, porque aunque la actuación resultó lamentable (me imagino que eso choqueó a Alí) qué importa, si la poesía resultó ser lo mejor de la noche.


Salir de las cuerdas 

Ya no hay maffia, sólo Mafio.

Darse en su madre porque nos parió la poesía
un día de catástrofes para ángeles caídos
ya no abrirán sus alas para escapar del cielo
sólo este suelo que recuerda nuestras tumbas
un parque de fresnos para un cementerio
estatuas que en vuelo esculpe la muerte
sueño del bosque relumbra los huesos
nos lleva a saciar la sed con lluvia.

Darse en la madre porque nos parió la poesía
lo mismo en callejones que antiguas cantinas
no es que la rima quedara de golpe
fue la madriza que llevó el retoque en una
esquina, la cólera estética, el vaso diáfano
que el tequila incinera, en otra una mano
escribe la aurora, lo escrito amanece en la cruda 
de mi hora. 

No hay argumentos para este insaciable deseo
de darse en la madre en el centro del ring
como lo quiso Maffio como se quiere al fin
un atajo inequívoco a la muerte, salir a pelear
a pesar de la derrota, hasta acabar con la costra
de tu sangre derramada.

Arturo Alvar