viernes, 17 de febrero de 2012

Sobre Arsacio Vanegas Arroyo

Arsacio con Antonia y Fidel


ARSACIO
Por Alberto Híjar Serrano
Arsacio Vanegas Arroyo murió hace diez años por lo que Maritere Espinosa del Taller de Construcción del Socialismo y del Socorro Rojo, propuso y organizó una exposición en el Salón Che Guevara de la Embajada de Cuba en México. El lunes 26, la inauguración contó con la representación cubana y los veteranos de la solidaridad profunda como Antonio del Conde ataviado con su chamarra de motociclista necesaria para los usos y costumbres en ese medio de transporte. Designado con el seudónimo perfecto de El Cuate resultó imposible de detectar por los cuerpos de seguridad que no pudieron evitar su colaboración como armero culminada en la compra y habilitación del yate Granma del que todavía es dueño porque dice que los papeles de la donación al Estado Cubano se extraviaron en algún archivo muerto. Llamar Cuate a un mexicano y Che a un argentino era volverlos invisibles entre la multitud en la que esos apelativos es cotidiana y común. La compañera Julieta recibió con singular entusiasmo la mención de Alfonso Guillén Zelaya, el único mexicano en la expedición entre los compañeros a quienes enseñó arme y desarme para recibir el grado de capitán que ejerció en Cuba hasta su muerte en 2010. Julieta conoció bien al compañero Guillén, egresado de la Vocacional 4 y al igual que El Cuate ella sufrió prisión en Estados Unidos después de haber transportado el dinero para la compra del yate.
         Maritere seleccionó fotos y documentos con puntería adiestrada por su tenaz trabajo de historiadora de todo aquello que la estatolatría considera marginal y despreciable. Por eso construye la memoria de Mario Payeras y Yolanda Colom, los excelentes escritores que militaron en el Ejército Guerrillero de los Pobres de Guatemala. La exposición tiene como emblema el fragmento de una foto de Arsacio al lado de María Antonia González, la de la legendaria casa de reunión revolucionaria, Fidel y otras mujeres cigarro en mano como afirmación de su fuerza, según observó Pepe Mendieta “Rambo”, el luchador hijo de una de las fotografiadas. Sin duda la conversación con estos personajes enriqueció a un cineasta norteamericano y a una pareja de jóvenes mexicanos que están terminando una película sobre la familia Vanegas Arroyo.
Hay otras fotos de Kid Vanegas, el luchador que puso sus conocimientos al servicio del adiestramiento físico de quienes se embarcaron en el Granma luego de resolver su aprehensión al ser descubiertos sus preparativos subversivos antidictatoriales. Hay fotografías del grupo y documentos amplificados de impresos de la empresa popular Vanegas Arroyo de larga prosapia, porque Don Antonio publicó versos de Martí y cuadernillos sobre la lucha cubana contra España y en especial uno dedicado al internacionalista General Antonio Maceo. Arsacio y Blas mantuvieron activa la imprenta y con la misma prensa de la que salieron impresas danzas y canciones cubanas, imprimieron las primeras proclamas de Fidel y los primeros bonos 26 de julio para reivindicar como principio lo que pareció final al ser masacrados la mayoría de los asaltantes del Cuartel Moncada en 1953. Para “convertir el revés en victoria” la familia Vanegas resultó estratégica, tal como se recordó con la presencia de las hermanas Irma y Joaquina, de sus hijos, uno de los cuales se llama Raúl porque tiene como padrino a Raúl Castro.
         Más que historia patria, la de Nuestra América, según la precisión de Martí contra el panamericanismo yanqui, la historia presente en las fotos y amplificaciones de la exposición exige la referencia a la historia matria, la del tierno amor solidario que hace de la humilde casa Vanegas en la colonia Morelos, cerca del populoso Tepito y en la calle de Penitenciaría que topa con la puerta principal de la antigua cárcel de Lecumberri, un santuario, refugio y hogar para los expedicionarios. Esto es mucho para que autoridad estatal alguna decida un museo de sitio habitado por Posada y Manilla, Antonio Vanegas y su descendencia, los revolucionarios cubanos que dejaron en la casa huellas de su paso atesoradas por Irma y Joaquina. Ahí están libros dedicados, medallas, cartas, equipo de campaña e impresos diversos.
         La carta de Fidel con su pésame y el del pueblo cubano está enmarcada y amplificada como testimonio en la exposición de esta rica historia usualmente ignorada por quienes ocultan que por México han pasado importantes revolucionarios de Nuestra América. Alerta, la agregada cultural cubana propuso organizar visitas coloquiales a la casa de las Vanegas. Esta tarea le viene bien al TACOSO por su trabajo de la memoria histórica urgente para descubrir modos de ser y estar de los que urgen ahora.
28 septiembre 2011

1 comentario:

RoMon dijo...

FALTA JUSTICIA CON LA FIGURA DE ARSACIO VANEGAS. HÉROE ANÓNIMO, ALGÚN DÍA LE SERÁ RECONOCIDA SU FIGURA DE VÉRTICE ENTRE UN MÉXICO PERDIDO ENTRE LOS GRABADOS DE POSADAS, LAS PELICULAS DEL SANTO Y LA CUBA REVOLUCIONARIA.