jueves, 14 de enero de 2010

Donde el sueño permanece


A un año del cierre del Foro Cultural Calpulli-Marina por parte de la Administración de la Unidad Habitacional Marina Nacional, diversos colectivos intentan retomar el espacio desde los diversos frentes donde la cultura tiene sus mejores armas. Mediante la trashumancia y alzando la voz desde otros espacios en pie de lucha, se emprende nuevamente un proyecto que busca incidir desde los distintos ámbitos del quehacer cultural. El espacio donde apenas en noviembre de 2008 se había realizado el Tercer Encuentro Nacional de Artistas Jóvenes Independientes, con la participación de 300 artistas de 12 estados del país, en donde se conjuntaron las diversas artes y como punto de reflexión y retroalimentación de experiencias colectivas, quedó cerrado luego de que la administradora decidió cambiar la chapa para "evitar que se robaran bienes de la administración".

La estigmatización hacia los jóvenes que organizaron el encuentro quedó expuesta al hacer acusaciones de esta índole, sin embargo, si no hubo obras plásticas que se perdieran de compañeros artistas que enviaron sus cuadros desde entidades como Culiacán y Chihuahua, por qué habríamos de extraer el material de desperdicio de metal, fierro, madera, los supuestos bienes de la administración, que para el ENAJI mejor se utilizaron para cubrir la necesidades del espacio en cuanto al montaje de obras y escenarios.

Ante la cerrazón para permitir el acceso al foro por parte de la administradora, desconociendo así el acuerdo de respetar la vocación cultural de este espacio, así como de considerar a los jóvenes como actores centrales en la consolidación de este proyecto, varios colectivos organizaron una jornada cultural a las afueras del Calpulli para protestar por esta acción arbitraria. Al atardecer del 9 de septiembre se podía escuchar la Radio Calpulli informando sobre el programa de actividades, que incluía música popular con proyección de videoarte, al fondo de los murales; la presencia de las bandas de Rock y Funk "Carrillo Garage" y "La llamada de Londres", para cerrar con música electrónica y con una lectura de poesía.

Sin embargo, cuando "La llamada de Londres" empezaba resonar en los edificios de la Unidad Habitacional y en los cuerpos de los asistentes, una veintena de policías, llamados por la administradora, bajo la acusación de abrumar a los vecinos por el infernal ruido, irrumpieron en el evento. "La llamada de Londres" siguió tocando con todo la tensión de la policía. Un grupo de jóvenes habitantes de la Unidad intentó dialogar, pero tuvimos que suspender para evitar que se llevaran a un compañero. Yo no estaba dispuesto a aceptar el fin del evento, así que fui hasta los tiras y les mostré la revista Sapiencia con uno de mis poemas, y ya que habían impedido continuar con el programa, ahora leía "La nada de los dioses" para compartirles un poco de mi descontento. Fue hasta ese momento que se retiraron, como si las palabras fueran una barricada incontenible; de algún modo se les estaba narrando un capítulo de la atrocidad del mundo, cada cual se vio en su papel y no lo soportaron. En las semanas posteriores siguió el acoso y los intentos de extorsión hacia jóvenes vecinos de la Unidad, por parte de policletos, cuando intentaban reunirse las afueras del Foro Cultural Calpulli Marina, dejando claro que la administradora estaba detrás de todo aquéllo y que en realidad el pretexto de cerra el Foro escondía el miedo de que los jóvenes realmente se organicen para darle un impulso comunitario a este espacio.

Se planeó entonces la siguiente acción. Durante este año, con el Foro Calpulli cerrado, algunos miembros de Cuatropuntos, como Paulo y Jonathan, habían trabajado en la Comunidad de Jóvenes de San Fernando (Tutelar de Menores) con el proyecto del Cine Alternativo. Esto resultó en la producción de un video documental sobre los jóvenes reclusos, que entonces Javier planteó para proyectarse por primera vez en uno de los espacios públicos de la Unidad. Si tenemos el Foro cerrado, hay que tomar otros espacios, me dijo, reunidos en la reja de malla ciclónica que separa el Calpulli de la Unidad. Y no sólo sentíamos la separación dolorosa que nos apartaba de ese mundo posible, con las puertas abiertas del Foro cultural, sino que sentíamos de pronto las rejas del Tutelar que separaban a los reclusos de nuestra realidad; sentimos nuestras propias cárceles impuestas: las rejas nos sitiaban. Pero el arte y la cultura son formas de liberación concretas y nos ofrecieron pronto una respuesta.
Fue así que a principios de diciembre, se llevó a cabo "Entrerrejas", evento cultural donde, además de estrenarse el documental "Mirada de San Fernando", fueron expuestas las obras plásticas que los jóvenes reclusos habían realizado durante el año en sus talleres de pintura y escultura. Como metáfora visual, justamente en el área de juegos de la Unidad, fue donde se colocaron los cuadros, aprovechando las rejas que la separan del resto de los edificios. Los vecinos se sorprendían de una Santa Muerte hecha en papel, que despertó tanto admiración como miedo, pero no dejaba indiferente a nadie.

Con la Radio Calpulli se invitó a los vecinos a asistir a la exposición y fueron entrevistados dos funcionarios de la Delegación y de la Procuraduría Social. Al preguntarles si esta actividad cultural implicaba un delito o atentaba contra la comunidad, se abrió una discusión donde se dejó en claro que no sólo estaba permitido realizar este tipo de actividades, sino que es un derecho. Si la administradora de la Unidad no convoca a una Asamblea, los vecinos tienen el derecho de constituir una y discutir libremente sobre sus áreas comunes y otros problemas que los atañen. Nuevamente apareció la policía, aunque esta vez estábamos más preparados, pues ya no sólo traíamos la Radio Calpulli, sino la producción de un documental donde la voz es un arma y la cámara también. De esta forma se registró lo que sucedía.

Javier también había invitado a los profesores de los talleres y mientras eran entrevistados en la Radio Calpulli, una señora acusó a los jóvenes de interrumpir la tranquilidad entre ella y su televisión. Fue cuando algunos vecinos salieron en nuestro apoyo, le pidieron un poco de tolerancia y así terminó por retirarse, muy enojada pero se pudo continuar con el evento.

El Foro hasta el momento continúa cerrado, pero estamos moviendo nuestras conciencias, abriendo puertas hasta encontrar el umbral de una realidad transformadora. Necesitamos llegar con mayor fuerza y más unidos, pero enlazando al mismo tiempo otras experiencias, pues la cultura está sucediendo, en algún lugar un colectivo se organiza. Algo que con el ENAJI se planteaba como encuentro, también confluye en la multiplicación de frentes y propuestas. Con el proyecto de un documental sobre los colectivos culturales, queremos conocer qué se hace más allá de nuestro ámbito inmediato de acción, para lograr a la postre la apertura del Foro Calpulli como un espacio que permita desarrollar nuestra creatividad. Seguimos caminando.

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