miércoles, 5 de enero de 2011

Variaciones sobre la destrucción del canon solar

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Oxi conscriptum

Conjurado en la crepitación del alba
desde el occiso emblema del poder
he visto al canon tratar de redimirse
en ídolos trazando círculos solares
sacerdocios como ejércitos
que intentan socavar
la belleza que acate sus “verdades”
donde el poeta se “deslumbre”.
Pero también está el nocturno fuego
de un sempiterno eclipse
el misterio cegado para ese unívoco
iris, lo que no ve que existe
círculos que arden con el polvo
de la impertérrita memoria
lo que ha dejado un ser sobre la tierra
sin consagrar falsos profetas clericales
por un momento el poeta
en la lumbre se descubre
animado por la creciente luna menguante
el espejo quebrantado que se funda
relumbrando de mareas
en la calma del ovario
para fatalidad del esperma
el poeta redescubre un instante más tarde
que la luna está muerta
no quiere verla nueva
una completa pérdida de tiempo
se pregunta
dónde está lo vivo
sin saberlo, entonces
dirían de la palabra los conscriptos
un salterio
mas queda la duda en el reloj
rotando
como un molino desvencijado
que corta las cabezas
de los ídolos de piedra
donde los versos proscritos
no han podido ser borrados
de las lápidas
que ofician los anales.
Queda la hendidura que fecunda
un atardecer de ventiscas ancestrales
donde habremos de ponerle fin
a esta catástrofe:
deliberar con la muerte
la hora dada que espera
con hondura atmósfera
lo cierto de la estirpe del lenguaje
lo que sucede en esta tierra
y bajo de ella, naturalmente
un alud perdido en lo profundo.

Eclipse lunar

Al eclipsar con la tierra
la noche tiene un cielo más vasto
como un cristal crisálido
detenido en aleteo de sombras
silba un aire la ráfaga del eco
que se guarda en la espesura
como un deshabitado pájaro
silenciado por nocturno trueno
que sale de la frondosa hoguera
a mostrarnos con su locura
que la luna está muerta
que nosotros al menos
la contemplamos vivos
desvelados a destiempo
los fieles imperiales ruegan
¡que se vaya a otro destierro!
destino a cuestas del olvido
hacia algún desierto en la fugaz
respiración de todo hallazgo:
sueño vivo como despierto
prosigo en la tierra
desde la tierra madre
la noche tiene un cielo más vasto.

Arturo Alvar

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